Torneo de Primera División 2016, 13ava fecha –Banfield 1 vs Huracán 0-. Partido a partido analizaremos el planteo táctico de Huracán. Hoy, comandado por Néstor Apuzzo.
Vacío. Incertidumbre, incredulidad, bronca, y sobre todo, preguntas. Eso sí: de explicaciones ni hablemos. Las respuestas brillan por su ausencia. Los jugadores no hablan ni fuera ni –mucho menos- dentro de la cancha. O sí. El silencio también comunicación, y en este caso refleja el inocultable malestar del plantel. ¿Con la CD?, ¿Contra el club?, ¿Con ellos mismos?
Eso hoy queda en segundo plano, porque con 7 finalistas de la Sudamericana y un actual subcampeón de Copa Liberadores (el único que muestra un rendimiento acorde a sus pergaminos), Huracán está en zona de descenso, y ya no es excusa que se fueron dos piezas clave. Porque a la cancha salen 11, y porque por nombres, el Globo tendría –mínimamente- que merodear la mitad de la tabla.
Es necesario e ineludible analizar brevemente la actualidad de Huracán para ofrecer una explicación relativamente coherente sobre lo que pasó ayer en el Florencio Sola.
Se fue Caruso, el bombero se quemó (o lo quemaron, ese no es hoy el eje de la discusión). Apuzzo asumió una vez más como interino, pero esta vez no para intentar lavarle la cara a un equipo en coma, sino para aguantar. Aguantar hasta que llegue un nuevo técnico, un mesías, que evite la catástrofe deportiva e institucional.
Para enfrentar al taladro, Néstor conservó el 4-2-3-1 de Caruso, pero movió piezas en la mitad del campo para tratar de resucitar el funcionamiento del conjunto.
Así, volvió Mauro Bogado tras ausentarse desde su peor partido en Huracán ante San Lorenzo, y Julio Angulo jugó desde el arranque sobre la banda derecha, acompañado del “Rolfi” Montenegro y Romero Gamarra en el frente de ataque que concluía con Depetris.
En los primeros minutos, el Quemero salió a ganarlo con dominio del juego y una criteriosa circulación de la pelota que no tuvo en todo el campeonato. Por escasos minutos el “Kaku” y Angulo parecían hacerse dueños del partido y ponerse al hombro a un equipo necesitado de líderes futbolísticos.
Poco duró la alegría, ya que con el paso del tiempo Banfield empujó a Huracán hacia su propio campo y la imagen de la visita se fue diluyendo minuto a minuto.
En la faz defensiva, los de Apuzzo sufrían por los costados y el retroceso le costaba el aislamiento de Depetris y por tanto, el buen funcionamiento del planteo.
Se apostó a los desbordes de Angulo por la derecha y a la asociación entre Romero Gamarra y Monenegro por izquierda, pero sin un motor de elaboración es difícil que surta efecto cualquier estrategia: Como lamentablemente ya es común, no hubo un conductor del juego, no hubo alguien que marque los tiempos ni ofrezca siquiera un panorama de “para donde va la cosa”.
El “Gordo” realizó 2 modificaciones –una obligada- en el entretiempo. Lesionado, Marcos Díaz fue reemplazado por Matías Giordano, y Lessman entró por Depetris, en el afán de dar un golpe de efecto en el ataque.
Pero nada. O mejor dicho, lo mismo de siempre. Huracán era un equipo desconocido, desganado, informe. Nuevamente sin identidad futbolística, a la deriva, jugando no con un plan de juego sino a lo que salga. Pero claro, si no se genera nada no puede sale nada. Es fáctico.
Como si algo hiciera falta, Fritzler fue expulsado en el minuto 16 del complemento, por una falta propia no de la impotencia sino de la desidia.
A partir de allí, Apuzzo se vio obligado a delinear un 4-4-1, retrasando a Montenegro al doble 5 con Bogado y apostando a lo que pudieran hacer (queda vacante el cómo), “Kaku” y el ecuatoriano Angulo por las bandas.
Ante la falta de respuesta, en el minuto 35 Apuzzo sacó al “Negro” para poner a Lucas Chacana, quién como lo viene haciendo entró inspirado y tuvo oportunidad de marcar, pero no logró contagiar ni de ánimo ni de fútbol a sus compañeros, y sobre el final no alcanzaron los desordenados embates Quemeros para llegar al empate.
Un partido más, o uno menos para terminar con esta pesadilla y cerrar el año. No hay actitud, no hay ganas, no hay ideas -o no se las aplica- y no hay certezas.
Lo único que hay es incertidumbre, y una pregunta que aflora a gritos desde todas y cada una de las gargantas Quemeras que no aguarda gentíl la respuesta de un interlocutor: ¿Qué pasa? (Resuélvanlo).
Periodista en NacPop 88.1 Cañuelas. Columna DT'est en SoyQuemero.com.ar
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