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Copa de la Liga – Zona 2 – Fecha 8 | Central Córdoba 2 vs. Huracán 2 | El seguimiento de cada jugador del Globo.


Marcos Díaz: Sin responsabilidad directa en los goles, tuvo un par de salidas rápidas para neutralizar algunas llegadas del equipo local que podrían haber devenido en un resultado catastrófico para el Globo. Una cuestión para debatir es la contradictoria insistencia de Huracán de poner a los dos centrales dentro del área para “salir por abajo”, jugando, y que luego de arriesgar con algunos pases entre los propios integrantes de la defensa quemera -situación por la que hemos recibido algunos goles durante este ciclo-, la salida se termina con un pelotazo largo para que Cóccaro o Candia se arreglen como puedan. Esto fue particularmente notorio en el segundo tiempo contra el equipo santiagueño: se arriesgaba jugando la pelota horizontalmente, y dado que ni el rival salía ni los mediocampistas de Huracán de mostraban para ser opción, pelotazo a dividir.

Ismael Quilez: Contrariamente a lo que nos tiene acostumbrados, lo de Quilez fue mejor en defensa (sin tampoco ser particularmente relevante) y muy pobre en ataque. Pasó poco, y no de manera oportuna o sorpresiva. Asimismo, con pelota dominada y tiempo, casi todos los centros que tiró fueron sinceramente malos. ¿Una a favor de Quilez? En un momento dado, durante el segundo período, aparentemente cayó una botellita de agua al campo de juego detrás del arco de Marcos Díaz. Un “proyectil”, digamos. Allí fue Tello a recogerlo para luego, con exasperante lentitud, llevarlo caminando hasta no uno de los laterales en el mediocampo, para entregarlo a, suponemos, algún responsable de la seguridad que, suponemos también, no se saba por aludido o tiene alguna cláusula (?) en sus funciones que le impide moverse de su lugar. El asunto aquí es que Tello caminó como si estuviera paseando por el shopping un domingo por la tarde, y Quilez fue el único que le acercó para apurarlo con evidentes gestos de que estaba “haciendo tiempo” y que se apurara para poder jugar. Que un jugador le tenga que reclamar a un árbitro porque se “está haciendo tiempo” no sería raro si no fuera porque el propio árbitro era el que estaba haciéndolo. Insólito es poco.

Fernando Tobio: Nada demasiado destacable -ni por bueno ni por malo- en lo poco que Tobio estuvo en cancha, ya que una muy mala caída con todo el peso sobre el hombro izquierdo, lo dejó fuera del partido, debiendo ser reemplazado por Adorno a poco de pasados los 20 minutos de juego.

Jonathan Galván: Partido de altos y bajos para el marplatense, quien pareció acelerado por demás y hasta pasado de rosca en más de un momento. Con la lesión de Tobio, pasó a su puesto natural, el de primer marcador central, dejando su lugar al paraguayo Adorno. Fue el abanderado desde lo actitudinal para empujar al equipo hacia adelante cuando Huracán buscaba el empate, pero se vio desbordado en más de una ocasión, quedan a veces a medio camino en sus intentos por anticipar. Precisamente, buscan un anticipo en mediocampo quedó groseramente fuera de la jugada con las espaldas completamente desguarnecidas. Supo, no obstante, reponerse y volver para ser él mismo quien in extremis, recuperó la pelota cuando el atacante de Central Córdoba se aprestaba a rematar mano a mano con Marcos Díaz. Párrafo aparte para Adorno, quien en esa misma jugada no fue capaz de realizar ningún movimiento para interrumpir el avance del rival, y fue superado como si de un cono se tratara.

Walter Pérez: Devenido en estos últimos tiempos en volante por izquierda y como alternativa para reforzar la marca por la izquierda en el cierre de los partidos o directamente como reemplazo de Ibañez. Justamente en lugar de este último salió como titular para este partido, presumiblemente por alguna dolencia física no del todo superada por el habitual titular. Por su lado llegaron los dos goles de Central Córdoba. No estuvo acertado en la marca, y no fue gravitante en ataque. Como agravante de toda la dinámica del caso, hay que señalar también que mientras Candia jugó el lado izquierdo, ni Pérez fue capaz de conectarse con éste en las progresiones ofensivas del equipo, ni el uruguayo colaboró defensivamente con el chico de Isidro Casanova (algo que se puede observar claramente en la repetición desde el costado del segundo gol del equipo local).

Santiago Hezze: Venía jugando un muy buen partido hasta que se lesionó. La dolencia, aparentemente de carácter muscular, fue lo suficientemente importante como para ameritar el cambio antes de que terminara el primer tiempo, y desconocemos de momento su diagnóstico final y por cuánto tiempo el Cuerpo Técnico no podrá contar con él. Mientras estuvo en cancha, fue de lo de lo más positivo del Globo, aportando su dinámica de ida y vuelta de siempre, atento para colaborar en lo defensivo, oportuno para sumarse al ataque. Una recuperación alta suya, brillantemente resuelta con un pase rápido, lúcido, inmediato y preciso para asistir a Cóccaro y dejarlo solo frente al arco, devino en el primer gol de Huracán en el partido. Por el bien de Huracán, esperamos que lo de Santiago sea leve y que rápidamente el DT pueda contar con él.

Fabián Henríquez: El mendocino saltó al campo de juego con el once titular, porque ciertas deficiencias físicas en Fattori, a quien el DT decidió no arriesgar y dejarlo en el banco de suplentes. Buena oportunidad para Henríquez para mostrarse y demostrar que está para jugar, ¿no? Pues no: no logró involucrarse con la salida del equipo, no se conectó con sus compañeros del mediocampo, no marcó bien, no participó en lo ofensivo… no se lleva el “pulgar abajo” de esta sección porque ocurrió Bajamich, pero podrían compartirlo tranquilamente.

Franco Cristaldo 👍: Muy buena actuación para el volante quemero, de menor a mayor, lo realizado en el segundo tiempo y el gol del empate, le alcanzan para haber sido, según esta sección, el mejor de los nuestros en el partido. De a ratos estuvo desconectado del partido, más no por su culpa o por haberse aislado del circuito a sí mismo, sino porque Huracán jugó buena parte del cotejo a prescindir del mediocampo, entreteniendo la pelota en el fondo un ratito para luego revolearla hacia arriba para que fuera lo que Dios quisiera (y lo que Cóccaro pudiera). No obstante, cuando la pelota pasó por sus pies, siempre tuvo a posteriori un buen destino y generando cosas positivas. Lindo gol para el empate y, esperamos todos, para retomar el nivel que supo exhibir el torneo anterior y que ameritaron que Huracán hiciera un esfuerzo económico no menor para adquirir parte de su pase y quedárselo.

Mateo Bajamich 👎: Cambio táctico que desde esta misma columna veníamos anticipando: adentro el cordobés, afuera Cabral, Candia a la izquierda. Tan malo fue el resultado que, creemos nosotros, difícilmente vuelva a repetirse este movimiento (quizás Cabral no recupere de inmediato su titularidad, pero vemos como improbable que Bajamich vuelva ser parte de los titulares en un futuro cercano). Hizo todo mal. No logró conectarse con Quilez, estuvo siempre a contramano de lo que le pedía la jugada, y las dos o tres veces que logró progresar con un desborde por derecha, sacó centros pésimos (uno de ellos, tirado sin mirar y sin sentido, ya que no había ningún Huracán en el área ni llegando a ella). Desde aquí, tenemos ganas de volver a ver a Nuñez, a Curruhinca e incluso, a Gauto que, a sus 17 años, se destaca fecha a fecha en la reserva.

Matías Cóccaro: Otro partido en que lo mataron a pelotazos desde el fondo de Huracán, tirándole bochazos sin mucho sentido para que solo se las arreglara como pudiera. Cada vez más jugador, y cada vez más vivo para hacerse los espacios y generar situaciones, se prodigó físicamente hasta el final del partido, corriendo sobre el final incluso más que Cordero, que había entrado faltando 15 minutos. Otro gol para seguir acrecentando el cariño del pueblo quemero, otro partido en el que es indiscutidamente uno de los mejores y un imprescindible en esta actualidad de Huracán.

Jhonatan Candia: Cerrando con el once titular y antes de analizar a Candia en singular, dedicaremos unas palabras para reflexionar sobre la “presión” que los delanteros del Globo ejercen sobre las salidas rivales (en cualquier momento, empezaremos a incluir imágenes en estos análisis para graficar con ejemplos concretos estas cosas que contamos): no sabemos si esto se realiza a criterio de los jugadores y según ellos entienden que el momento lo demanda, o si responde a un movimiento practicado y ejecutado a instancias del Cuerpo Técnico y el plan de juego, pero nos resulta absolutamente descorazonados y contraproducente ver a Candia y a Cóccaro salir a correr a los defensores rivales cuando en las salidas del rival, mientras el resto de Huracán está sentado cómodamente en sus lugares (volantes y defensores) 30 o 40 metros detrás de ellos. El resultado es que esa presión individual, no coordinada, es desarticulada con sencillez con una triangulación simple o un pase al medio para que cualquier volante contrario reciba solo y con tiempo de girar y quedar con el campo de frente, mientras los volantes quemeros tímidamente se adelantan, generando la misma situación a sus espaldas, análoga a lo que acontece con la presión de los delanteros. Si esto es estructural y planificado, nos parece inocente y poco útil. Si es porque los jugadores deciden según ellos, va siendo hora de sistematizar alguna acción coordinada que (a) o no canse sin sentido a los delanteros y esperamos todos a ver que pasa, o bien (b) se presiona en bloque con todo el equipo haciéndolo de forma coordinada (en cualquier caso, la idea es tener un equipo corto en el que no haya 80 metros entre el delantero más adelantado y el último defensor). Volviendo a Candia, no hay mucho para decir sobre él en el partido. De un primer tiempo horrible, a un segundo tiempo aceptable, luego de que, con el ingreso de Cabral, volviera a su ya acostumbrado lugar sobre la derecha.


Pablo Adorno
: Entró por Tobio promediando el primer tiempo por lesión de éste. Las primeras impresiones dejadas por el defensor paraguayo, que hizo su debut oficial con el Globo a partir de esta circunstancia, fueron para el espanto. El primer tiempo lo transitó sin encontrar su lugar ni acoplarse a una ya de por sí bastante errática defensa. Galván lo salvó luego de que quedara completamente inmóvil en un contraataque del equipo santiagueño (haciendo completo honor a su apellido), y en el segundo gol del local, estaba perdido en la zona del primer palo, donde consideramos que pudo haber cerrado e intervenido para enviar la pelota al córner. En el segundo tiempo estuvo un poco mejor, y dependiendo de lo que finalmente haya ocurrido con Tobio y de lo que tarde en estar listo para volver, todos esperamos que mejore por el bien de Huracán y de él mismo. Por cierto: Santiago Navarro fue incluido algunos partidos atrás de marcador de punta y luego no tuvo más oportunidades, cuando ponerlo a jugar de zaguero sería lo natural. Esta sería una buena oportunidad para darle un par de partidos y verlo jugar donde lo ha hecho siempre. También nos gustaría ver al chico Moya, si lo de Tobio implica que no estará en el próximo juego.

Jonás Acevedo: Ingresó por Hezze a poco de que terminar en el primer tiempo, también de manera obligada por lesión del primero. Se posicionó sobre la izquierda, y resultó favorecedor para respaldar a Pérez y apoyar a Candia. Si bien lo suyo no fue particularmente destacable, creemos que cumplió, e incluso nos preguntamos si no sería un ejercicio interesante probar jugar con cuatro volantes, con él por la izquierda y soltando un poco más a Cristaldo.

Rodrigo Cabral: Entró por Bajamich al comienzo del entretiempo, en uno de los cambios más cantados de los últimos tiempos. Sin embargo, a los primeros 5 minutos del segundo tiempo, parecía lo imposible: de que el cambio era para peor. Un intento de disparo al arco horrendo con todo el equipo avanzando y un pase más horrendo aún a Cóccaro en una contra de Huracán con clarísimas chances de anotar, presagiaban lo peor. Afortunadamente, su juego se estabilizó y, sin ser el Cabral desequilibrante de la última parte del torneo anterior, lo mismo generó algunas llegadas por el lado izquierdo que ni Cóccaro ni Candia pudieron capitalizar.

Nicolás Cordero: Ingresó por Candia faltando 15 minutos, y no tuvo participación como para evaluarlo. En general, desde esta sección defendemos y mucho a todos aquellos chicos que, formados en el club, llegan a primera y comienzan a transitar sus primeros partidos, algo que no es para nada sencillo. En este sentido, esperamos que al jugador se le presenten ciertas dificultades. Pero lo que no podemos entender ni aceptar, es que, teniendo apenas un puñado de minutos para mostrarse y participar, corra menos que otro delantero que ya llevaba todo el partido en cancha, como Cóccaro. En un momento dado, con el juego a punto de terminar, Cóccaro presionaba y corría a los jugadores finales intentando sino recuperar, al menos obstruir las salidas. En ese mismo instante, Cordero trotaba, cual espectador privilegiado dentro del campo de juego. Entendemos lo del tiempo de adaptación. Comprendemos que el jugador tenga, por así decirlo, diferentes condiciones que otros delanteros, por no decir “limitaciones”. Pero lo que no podemos considerar válido, es que no se esfuerce al máximo en los minutos en los que le toca jugar. Por cierto: ¿tan malo es lo de Bruno Vides en la semana como para que este Cordero intrascendente y poco comprometido con el esfuerzo colectivo sea la opción de recambio para Cóccaro cuando este debe ser reemplazado?

Federico Fattori: Entró por Henríquez faltando quince minutos. En un partido que Huracán estaba perdiendo, Kudelka no mandó al campo de juego a Vera, ni a Toranzo, ni a Gauto, sino a Fattori. El que debía salir era obviamente Henríquez, quien hizo todo lo posible por sacarse a sí mismo, pero extrañó que el ingresante fuera el calvo volante central venido de Ferro. Como todo debe ser dicho, hay que reconocer que el ratito que estuvo en cancha le dio otro orden y equilibrio al equipo.

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