El partido mantuvo una constante durante los noventa minutos, Huracán tuvo mayor posesión de la pelota pero en sectores intrascendentes de la cancha, apostó al pelotazo de forma constante y fue sumamente impreciso para el juego corto y asociado. Mostró versiones pésimas de jugadores como Maidana, Britez Ojeda y Machín. Una soledad gigante en Zárate y Cámpora y además desordenes defensivos que le hicieron el trabajo más fácil a su rival.

Boca por su parte apostó a sus individualidades y a la velocidad de sus volantes. El equipo de la ribera solo necesitaba un bochazo para generar peligro y tuvo las situaciones más claras del partido.

El visitante golpeó al cuarto de hora del partido y tras una situación generada en su totalidad por Huracán. Cristian Maidana, el volante creativo de 24 años que provino de Europa y fue tasado en siete millones de dólares, no supo para una pelota con tiempo y espacio a su favor y se la terminó regalando a Colazo en terreno propio, este corrió y jugó para Palermo, quién mientras Britez Ojeda y Lemos le miraban el número en la camiseta abrió para Mouche, que remató al arco y termino habilitando al solitario Cristián Chávez, que era marcado a un metro y medio de distancia por Facundo Quiroga.

El resto del primer tiempo se mantuvo igual, con la diferencia que Boca tuvo tres situaciones claras para convertir, una de Mouche, otra de Colazo y una tercera de Palermo. En las tres situaciones Monzón salvó su arco, sobre todo en la que le sacó con mucha jerarquía a Palermo.
Huracán fue tibio y estructurado, no encontró jamás los caminos y solamente lastimó con algunos centros intrascendentes que no pusieron en peligro serio el arco defendido por Luchetti.

En el complemento el partido no varió demasiado, aunque estar a un gol de ventaja mantenía vivas las esperanzas de Huracán. Sin embargo el Globo volvió a hacer agua, cuando a los veinte segundos Mouche baja un pelotazo a la nada en el terreno local e increíblemente llega un jugador de Boca para capturar el balón suelto, Colazo corre varios metros e ingresa al área, desparrama por el piso a Facundo Quiroga y marca el dos a cero parcial, dando por finalizado el partido.

Con el correr de los minutos Boca tuvo algunas situaciones para convertir, Huracán llegó al arco rival en oportunidades muy aisladas, como un tiro desviado de Maidana y un cabezazo sin destino de Ospina. Los ingresos de Bottaro y Roffes no aportaron claridad al ataque, sino que agolparon gente en la última línea y dificultaron aún más el juego limpio del equipo.

En el final solo hubo tiempo para que Martín Palermo anote el tres cero tras una nueva desatención colectiva del fondo y una definición de dos rivales contra Monzón. El payaso de Baldassi aplaudió y abrazo a Palermo, los jugadores rivales festejaron en el terreno contrario hasta que dejaron que Huracán saque del medio. De esa forma se daba por terminado el partido.

Nueva derrota, otra vez recibiendo tres goles. <b>El momento es crítico pero no definitivo, Huracán todavía depende de sí mismo para evitar el descenso directo</b> y aún mantiene posibilidades matemáticas de salir de todo. Quedan ocho finales, la más importante siempre es la que viene y en este caso tiene un valor extra por ser frente a San Lorenzo.

Se gane o se pierda hay que alentar, pero los jugadores deben entender que tienen que dejar la vida en la cancha para defender y honrar al club y a sus hinchas, más aún en un clásico.

No todo está perdido, pero necesitamos ganar si o si.