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Un 7 de septiembre como hoy pero de 1947, el Globo jugaba su partido inaugural en su primer estadio de cemento, el “Palacio” Tomás Adolfo Ducó. Aquella tarde el conjunto Quemero enfrentó a Boca Juniors y se impuso por 4 a 3 bajo la atenta mirada de más de 80 mil espectadores.

La historia del estadio comenzó un 17 de agosto de 1924, día en el que Huracán jugó por primera vez sobre el césped donde hoy se encuentra erguido el “Palacio” Ducó. En esa tarde de otoño el Globo abrió las puertas de su nuevo estadio de tribunas de madera que contaba con una capacidad para 12 mil personas; jugó frente a Colón de Santa Fe, derrotándolo 4-0 con la magnífica actuación de Juan Saldías, quien anotó los cuatro tantos para el conjunto Quemero.

Aquél estadio de madera fue testigo ocular de los campeonatos de 1925 y 1928, y también vio surgir grandes glorias del fútbol que vistieron la camiseta de Huracán. Entre aquellas glorias se pueden destacar las presencias de Guillermo Stábile, Juan Spósito, Cesáreo Onzari, Ángel Chiesa, Jorge Alberti, Emilio Baldonedo, Ramón Guerra, Norberto “Tucho” Méndez y el Gran Herminio Masantonio

Finalmente esa cancha estaría en vigencia hasta el 22 de noviembre de 1942, día en que el Globo jugó ante Gimnasia (LP) venciéndolo por 3-1. Fue el último partido disputado en ese estadio para dar paso a la construcción del nuevo escenario.

La grandeza del club exigía la tenencia de un estadio propio y de mayor capacidad, por lo que la comisión directiva de aquél entonces decidió solicitar un préstamo a la Nación de 700 mil pesos para lograr adquirir los terrenos que alquilaban en Av. Alcorta y Luna. Fue así como un 23 de Abril de 1939 la dirigencia Quemera presidida por Tomás Adolfo Ducó, compró los terrenos del actual estadio.

La empresa contratada para dirigir la construcción fue la misma firma encargada de construir la Casa de la Moneda en 1941, su nombre era “CGO” (Curuchet, Giraldez y Olivera, sus arquitectos).

Desde ese entonces el ambicioso sueño de construir uno de los estadios más imponentes de América empezaba a materializarse. Fue precisamente un 26 de octubre de 1941 cuando se colocó la piedra fundamental, y así el anhelado estadio comenzaba a nacer.

Al año siguiente el club obtiene un nuevo préstamo del gobierno Nacional, cercano a 1,5 millones de pesos, para acelerar las obras de construcción. Ya con el dinero otorgado, a mediados de agosto de 1943 se empezaron a levantar las tribunas que luego de dos años comenzaron a tomar la majestuosa forma actual.

En agosto de 1946 un medio gráfico argentino presagiaba que era inminente la reapertura del nuevo estadio. Finalmente, luego de seis años de trabajo, el 7 de septiembre de 1947 Huracán disputó su primer partido en el “Palacio” (llamado así por la gran cantidad de mármol en su interior) enfrentando a Boca Juniors e imponiéndose sobre éste por 4-3; los tantos de Huracán los convirtieron Heraldo Ferreyro, a los 15 minutos del inicio y los tres restantes los hizo Juan Carlos Salvini. Fue una verdadera fiesta a la que asistieron más de 80 mil persona.

Los medios de comunicación de aquél entonces tildaban a este soberbio estadio como «uno de los más hermosos, modernos y amplios conocidos por estas tierras y por otras cercanas o lejanas«. Entre sus cualidades novedosas se destacaba la enorme capacidad para albergar público (en ese entonces, según los cálculos de ésa época, podía llegar a albergar a casi 120 mil personas), la gran cantidad de boleterías que aceleraba la entrada de las personas y las novedosas bocas de entrada equipadas con molinetes para ordenar el ingreso de la multitud.

Sin embargo esa tarde de 1947 no fue la inauguración oficial, sino que la reapertura oficializada se dio en 10 de noviembre de 1949 cuando Peñarol de Montevideo visitó a Huracán. Aquél día el conjunto de Parque Patricios derrotó al equipo charrúa por 4 a 1 con goles de Randón y Trejo en tres oportunidades. Esa reapertura no se limitó en un partido ya que además del espectáculo futbolístico se realizó una serie de actos conmemorativos como la bendición del estadio, el develamiento de un busto en el hall central en homenaje a Vicente Giraldez, un almuerzo en honor a la delegación de Peñarol al que asisten también autoridades nacionales y de la AFA. Luego de todo eso, entrada la noche, se disputó el partido.

El 23 de septiembre de 1967 bajo la presidencia de Luis Seijo y con unanimidad de la comisión directiva de aquél entonces, decidieron rebautizar al estadio llamándolo “Estadio Tomás Adolfo Ducó” como forma de homenaje al Teniente Coronel que fue presidente de Huracán y el mayor impulsor en la construcción de esa obra arquitectónica.

El estadio no sufrió reformas salvo la de 1977 cuando se decidió remodelar la Platea Alcorta, incorporando en ese lugar los palcos y cabinas trasmisión para brindarle a la prensa una ubicación más cómoda y mejor.

El 29 de noviembre de 2007, el «Palacio» Tomás Adolfo Ducó fue declarado por la Legislatura Porteña cómo Patrimonio Histórico y de Defensa Estructural de la Ciudad de Buenos Aires, bajo el expediente Nº 62.548/2005. El proyecto fue aprobado por unanimidad en la Comisión de Planeamiento Arquitectónico y Paisajístico.

En fin, se cumplen 68 años de que este hermoso estadio abrió sus puertas, y a pesar de tener más de seis décadas de vida continua siendo uno de los escenarios más importantes del país. Se convirtió en el primer estadio de América y el segundo en el mundo en participar de una película ganadora del Oscar, cuando en el 2010 brilló con una espectacular escena de la película “El secreto de sus ojos”, de Juan José Campanella. Además, fue el lugar elegido para la organización de recitales de las bandas de rock más trascendentales de Argentina como “Los Redondos”, “La Renga” y “Los Piojos”.

Quemero, Lic. en Comunicación, Periodista y Locutor. Futbolero y fierrero. El asado se hace despacio, el fútbol se juega por abajo y la coca es para el fernét.

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