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Torneo Binance 2022 – Fecha 22 | San Lorenzo 1 vs. Huracán 0 | El seguimiento de cada jugador del Globo.


Lucas Chaves: Se empieza por el arquero porque es lo por convención se hace, y hacemos. Esta es una sección para analizar el desempeño de los jugadores del Globo en cada partido, y no para editoriales sobre el equipo o el DT. No obstante, a veces nos permitimos esa digresión, nos vamos más allá de lo realizada por un jugador y nos estiramos en el análisis, como para darle un marco contextual a muchas de las cosas que queremos contar. Esta ocasión no será la excepción, máxime teniendo en cuenta que se trata del peor partido que jugó Huracán en este torneo, y en el peor momento posible. Se jugó a lo que quisieron los cuervos, un partido horrible y de bloqueo y destrucción permanente. ¿Fue legítimo eso? Lo fue. El que no supo resolver lo que tuvo enfrente fuel el Globo. En lo táctico, nuestro DT fue claramente superado por el planteo de su par local. Es verdad que es más sencillo destruir que construir, pero aun así este equipo contra el que jugamos perdió con Lanús, uno de los peores equipos del campeonato. Por presente y por objetivos inmediatos, Huracán era el obligado a ir a buscar y a imponer su juego, como lo hizo en todas las canchas, incluso en la mismísima cancha de Boca. Ahora bien, ¿puede pasar esto que vimos? Sí, claro, ningún DT es infalible y a veces lo planificado puede no salir como se espera. Pero lo que no es tan aceptable es la actitud, y la sensación que tuvimos en SQ (nos hacemos cargo de esto que decimos) es que, en ese aspecto, el Globo fue también superado por el equipo local. Que se entienda: no decimos que Huracán fue para atrás, se escondió, arrugó ni nada por el estilo. Decimos simplemente que en lo anímico y en lo combativo, fuimos superados en prácticamente todos los sectores del campo y en la abrumadora mayoría de las pelotas divididas. En síntesis: dolorosísima derrota contra el clásico rival que produce desazón y enojo por la convergencia de tres factores: porque nos deja fuera de la pelea por el título, porque Huracán llegaba en estupenda condición para ganar en esa esquiva cancha y por la forma en el que el Globo -sin fútbol, pero también apático- perdió. ¿Condicionó el juego estar un gol abajo a los dos minutos? Probablemente, pero nos fuimos del Bajo Flores sin saber si el arquero local tenía manos, porque Huracán en más de noventa minutos, no pateó al arco.

Ah, cierto, ¿la actuación de Lucas Chaves? Lo probaron dos veces: un tiro desde lejos, bien colocado, pero a ras de piso y sin mucha potencia que entró junto al palo y que da la sensación de que el “1” Quemero podría haber hecho algo más, y otro que dio en el travesaño y al que no llegaba de ninguna manera.

Guillermo Soto: Intrascendente. Defensivamente, no tuvo una marca fija. El local se defendía con todo el mundo atrás, cerrando los extremos para reforzar el medio campo, y atacaba rápido cuando recuperaba la pelota abriendo la cancha. En ese retroceso obligado y a toda velocidad, hubo jugadas en que quedó corriendo hacia su arco mirando cómo su espacio defensivo era atacado y dependiendo de la eficacia de Fattori en el relevo o Tobio saliendo al costado para conjurar el peligro. Ofensivamente, apenas un desborde luego de una de las pocas buenas combinaciones de Huracán que el chileno terminó con un centro rasante pero imposible para sus compañeros en el área.

Fernando Tobio: No tuvo un mal partido Tobio, pero fue una sombra de lo que lo que veníamos viendo. Una de las cosas que el local hizo bien fue dejar que Huracán manejar la pelota con sus centrales y colonizar el mediocampo bloqueando toda posible progresión. Así, en más de una ocasión Tobio salió largo o largo y cruzado, intentando saltar líneas. De más está decir que fueron intentos fútiles y que siendo precisamente eso lo que el rival quería que Huracán hiciera, estaban preparados para contrarrestar tan elemental y repetido recurso. Sobre el final, luego de cambios difíciles de entenderlos y con Huracán tibiamente intentando revelarse contra el inexorable destino que la tarde del sábado parecía tener, el ex Vélez y Boca terminó jugando de ariete en el área contraria con la -suponemos- intención de ganar de arriba alguno de los incontables envíos sin sentido que Huracán lanzó al área rival. En términos de “decisiones desesperadas”, no es de las peores hayamos visto pero ¿en serio Tobio y no Merolla para hacer eso? Incomprensible.

Lucas Merolla 👍: Vamos a decirlo antes de seguir avanzando: los únicos dos jugadores que estuvieron a la altura y “aprobaron” (especialmente desde las formas) su gestión en el clásico, fueron el Capitán y Federico Fattori. El resto, con matices y de mal a peor, aplazados. Nos quedamos con El Flaco porque lo suyo fue un poco más parejo y constante a lo largo de la jornada, y sobre el final quedó solo defendiendo cada contra y haciéndolo de manera eficaz con algún que otro cruce salvador. Asimismo, estuvo metido, atento al arbitraje (que permitió hacer tiempo por demás, pero dados las cosas que nos han hecho en el pasado, es algo muy menor), empujando desde el fondo, viviéndolo con la intensidad que este clásico se merecía.

Walter Pérez: De todos los que no fueron Merolla o Fattori, el menos malo. Así y todo, cuesta encontrar alguna intervención suya notable o destacable. Nos pareció contenido por demás. Hemos dicho aquí que de los dos marcadores de punta que DD pone en cancha, Soto es el más agresivo y vertical, y Pérez el más pensante y el más dispuesto desde sus condiciones y lo actitudinal al juego asociado del mediocampo, para circular la pelota, atraer al rival, manejar el balón y los tiempos e incluso para lanzar el estiletazo que habilite un compañero. Pues nada de eso vimos en este partido. Algunos tibios intentos de juego asociado, y no mucho más.

Santiago Hezze: Se limpió de tarjetas contra Banfield para poder estar en este partido. Descansado, con tiempo de prepararse física y mentalmente, era EL partido para que Santi confirmara todo lo que ha venido exhibiendo en el magnífico torneo que viene jugando. Es verdad que no fue el único y que el problema de Huracán contra el local fue colectivo antes que individual, pero también hay que decir que, desde esto último, a excepción de un par ya mencionados, el resto estuvo muy por debajo de sus mejores y más recientes momentos. Hezze no gravitó defensivamente, no se insertó en el circuito de juego, no llegó al área sorpresivamente y además de todo esto, erró varios pases de esos que él no erra. Tarde triste y llena de broncas para el joven volante del Globo.

Federico Fattori: Estuvo extrañamente errático e impreciso los primeros veinte minutos del partido. Luego se acomodó, y si bien no estuvo a la altura de tantos extraordinarios juegos que ha dado en este torneo, cumplió con creces. Para más épica, en una refriega sobre el final, Luna involuntariamente lo golpeó con el codo y le provocó un corte que sangró profusamente. ¿La preocupación del pelado? Ofuscado para que lo atendieran rápido y le dieran otra camiseta porque quería seguir jugando y no dejar el campo no por diez segundos. Dénmelo siempre. La única buena noticia de la semana, son las declaraciones del presidente del Globo afirmando que ya se han reunido con el jugador y su representante para comunicar que el club pretende hacer uso de la opción de compra y además, mejorarle el sueldo al jugador. Todo merecido. Sin importar lo que Huracán tenga por delante o cuales sean los planes, Fattori tiene que ser jugador del Globo y formar parte del equipo. Punto.

Franco Cristaldo: Cristaldo es el as de espadas de este equipo. No solo es el jugador más talentoso que tiene Huracán en el once titular, sino también el goleador. Ergo, verdad de Perogrullo y una obviedad, pero hay que decirlo: el Globo depende muchísimo de lo que el “10” pueda generar. Y la realidad nos viene mostrando desde hace ya varios juegos que el nivel de Franco viene en descenso, y no logra recuperarlo. En recientes declaraciones post partido, Dabove ha deslizado que Cristaldo viene arrastrando ciertas dolencias que lo merman tanto física como futbolísticamente, y es evidente que el DT no cuenta con recambio confiable como para permitirle al jugador recuperarse y jugar en plenitud. Sin embargo, si aun con limitaciones el jugador salta como titular al campo de juego, es porque tanto él como el Cuerpo Técnico consideran que está para jugar, y siendo así, todos esperamos que lo haga lo más cerca posible de su mejor versión. Lamentablemente para Huracán y para el propio jugador, su rendimiento ha ido decayendo y el del sábado por la tarde, fue probablemente el peor partido de Cristaldo en Huracán, magnificado por la trascendencia. Hubo un momento, promediando el segundo tiempo, que erró consecutivamente tres o cuatro pases de esos sencillos, entregas de corta distancia. Tenemos mucho para agradecer a Franco por los muy buenos partidos que nos ha dado, pero es menester que o bien (a) recupere su forma futbolística o bien (b) se tome un par de partidos de descanso para en mejores condiciones físicas, darlo todo en los últimos partidos del torneo. Tanto él como el Cuerpo Técnico tendrán que evaluar que es lo mejor para el jugador y ponerlo en práctica a la brevedad. Huracán necesita a Cristaldo, pero no en esta versión que vimos.

Benjamín Garré: De los de arriba, fue el único que tuvo algunos chispazos. Apenas unas gambetas productivas, algún desborde, nada que tampoco hiciera voltear cabezas para velo jugar o despertara el aplauso. Tibios destellos de su talento, que no lograron convertirse en ocasiones frente al arco ni para sí mismo ni para un compañero. Puestos al detalle, la verdad que no es algo muy distinto de lo que normalmente acontece con Benjamín Garré, pero en el desconcierto generalizado que fue el clásico, sus momentos de inspiración eran más necesarios que nunca y brillaron por su ausencia.

Rodrigo Cabral: Rodrigo es un jugador con mucho talento, que no siempre logra plasmar en acciones productivas para el equipo. Él mismo a veces se fastidia -y lo exterioriza- consigo mismo cuando no logra activar su “lado bueno” y queda atrapado irremediablemente en su “lado oscuro”. Cuando tiene una mala tarde, cae de manera inexorable en la impotencia de su propio empecinamiento y es como si quedara atrapado en arenas movedizas en las que cuanto más lucha para salir, más se hunde. Pues que inoportuna fecha para tener una de sus peores tardes: errático desde el comienzo, acelerado por demás, no logró nunca imponerse a la marca escalonada que el local montó sobre la izquierda para contenerlo, preso de sus propias gambetas y sin lograr nunca hacerse el espacio para meter un desborde peligroso y centro análogo.

Matías Cóccaro 👎: Por dónde empezar. Dentro de muchos malos rendimientos, el uruguayo ha tenido el dudoso privilegio -una vez más- de erigirse con el “premio” menos deseado. Y no solo por razones estrictamente futbolísticas. Desde el punto de vista del juego, pues lo que ha sido una constante en las veintidós fechas que lleva el torneo: sin tiros al arco de peligro, sin convertir, sin gol. Para más inri, tampoco aportó la cuota de enjundia y sacrificio que en ocasiones aquí mismo le hemos reconocido con énfasis y hasta defendiendo su inclusión en el equipo titular (algo que ya no haremos), a fuerza de otras cosas que supo aportar y que ya largamente hemos descripto en previas columnas. ¿Hay más para decir? Sí, lo hay. Resulta ya exasperante hasta para nosotros que, cuando está dentro del área y tiene la posibilidad de seguir con la pelota e intentar algo (un remate, una habilitación a un tercero, lo que sea), la primera opción de Cóccaro sea dejarse caer aparatosamente y con actuaciones exageradas, buscando -supone uno desde afuera- que el árbitro otorgue un penal para el Globo. Una estupidez además jugando de visitante, donde todos sabemos que no te lo van a dar y que, en caso de el árbitro inexplicablemente decida otorgarlo, el propio VAR se ocupará de corregirlo. En suma, una verdadera insensatez y un desperdicio de una potencial chance. ¿Estamos ya con el resumen de la actuación del uruguayo en el clásico? No. Si todo se resumiera a estrictamente lo futbolístico, esto ya era malo, pero tampoco tan distinto de lo que en otras ocasiones -lamentablemente para el Globo- le hemos visto. En el partido de este sábado hubo un algo más. Y ese algo más es que cuando el partido se moría y nosotros desde afuera lo vivíamos con tristeza y desilusión, mientras Fattori pedía a gritos que le trajeran una camiseta limpia, le frenaran el sangrado de la cara y le taparan la herida para seguir jugando, Cóccaro tuvo la pésima suerte de que la televisión lo captara riéndose con Ortigoza, como si de un descontracturado partidito homenaje entre amigos se tratara. Acá no pedimos que terminen a las piñas, ni que rompan a alguien de una patada, ni que se haga uso de la violencia en cualquier de sus formas. Tampoco aspiramos a que los jugadores sean todos hinchas de Huracán y que sientan la camiseta como la sentimos nosotros. No queremos nada de eso. Pero sí queremos que nuestros jugadores, los que nos representan, comprendan que un clásico no es un partido cualquiera, que perderlo, empatarlo o ganarlo no nos da lo mismo, y que, si lo estás perdiendo, tenés que estar enojado. Insistimos en que no con un comportamiento violento ni que se hagan expulsar ni nada de eso, pero si estás perdiendo y encima esta derrota te relega bastante en la lucha por el campeonato, te vamos a querer enojado, serio, metido, agresivo en buena leche y dispuesto a darlo todo hasta el pitazo final. Hasta el momento, según lo visto y también por lo que el propio DT transmite con sus decisiones, pareciera que no hay reemplazo del uruguayo. Pero la verdad, para verlo así de bajo y encima tan jocosamente despreocupado, preferiría ver a cualquier otro, total, que tanto peor podrá llegar a ser.

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Enzo Luna: Entró por Cabral faltando 20. Un cambio un tanto tardío. Probablemente, el DT haya querido preservar a su once ideal en cancha esperando la reacción (la que no hubo en el primer tiempo, en el que el Globo jugó prácticamente en su totalidad con el marcador en contra). Interesante lo del chico Luna, como cada vez que pisó el césped, pero la pregunta es: si Huracán iba a ponerse a tirar centros desde cualquier lado al área, ¿era Luna el jugador a entrar y Cabral el jugador a salir? Para bien o para mal, Cabral es un extremo que abre la cancha.

Patricio Pizarro: Ingresó por Soto también faltando 20. Un cambio que no entendimos, por el que no vimos que se le preguntara en la breve, muy breve conferencia de prensa posterior. Nuevamente, ¿cuál era la idea con este cambio? No lo sabemos. Soto era candidatazo al cambio, pero no hubiera sido mala idea arriesgar un poco más con alguien más “ofensivo” como Gauto y hasta Gudiño hubiera sido una mejor opción.

Maicol Cabrera: Entró por Hezze ya sobre el final y como manotazo de ahogado de un cuerpo técnico que se vio ampliamente superado en lo táctico. Poco tiempo para hacer algo y así resultó.

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