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Huracán completó la primera mitad de la Liga Profesional entre los cuatro equipos que más puntos sumaron y donde algunos ven una gran campaña, otros perciben mediocridad. Lo concreto es que a pesar de ciertos pronósticos apocalípticos, el Globo tiene muy buenas chances de pelear objetivos importantes en la recta final.


La victoria ante Newell’s superó la primera mitad del torneo para Huracán y abrió la puerta a las doce jornadas restantes para consumar la Liga Profesional.

En el torneo que marcará el regreso de los descensos al Fútbol Argentino Huracán le sacó 21 puntos a la zona roja, misma que vio bien de cerca, incluso situándose transitoriamente, hace poco más de un año.

Huracán mira para arriba y lo hace sobre la base de un trabajo rápido y furioso. Dabove asumió como entrenador una semana antes del debut contra Racing en Avellaneda, y en aquella derrota ya pudieron percibirse ciertos chispazos de la nueva búsqueda.

Desde entonces Huracán ganó 7 de los 14 que disputó. Empató 6 y perdió solamente 2. El equipo se adaptó a la baja de jugadores que eran titulares, o lo habían sido en el último tiempo, a la llegada de algunos pocos y la constante tensión sobre la posibilidad de perder otros valores determinantes.

Lo que nunca hizo el Globo fue bajar del décimo puesto, por varios pasajes del quinto, ni tampoco dejarse de ver matemáticamente cerca de la cima de la tabla.

La principal crítica, y lógica frustración, es no haber podido aprovechar las oportunidades que dio el torneo para subirse a lo más alto, o quedar ahí de poder hacerlo.

El empate en el Libertadores de América revolvió estas sensaciones. Huracán fue superior a un Independiente demasiado discreto, tuvo las mejores situaciones y fue quien hizo el gasto para ganar, pero no ganó.

El equipo asumió el protagonismo, no se conformó con la parda, y la cuerda le dio hasta donde le dio. Huracán avanza en el torneo mientras Dabove, con un estilo más vertical que el de Kudelka, sigue moldeando sobre la constante adaptación a un plantel oscilante.

Dabove tomó la decisión de apartar a dos jugadores, uno de los cuales ya fue reincorporado. Debió afrontar la baja de tres laterales izquierdos, en Avellaneda jugó el cuarto, y también el curioso caso de Maicol Cabrera, el nombre que llegó para reforzar la ofensiva pero que, por razones de público conocimiento, no sumó un solo minuto en el primera mitad de competencia.

Huracán tiene poco pero bueno. Un arquero confiable, con el atenuante que le llegan poco, dos centrales firmes, con Merolla volviendo a ser y Tobio haciéndonos olvidar que Galván estuvo y se fue.

Hezze cada vez más importante, Garré buscando (y en varios momentos encontrando) su lugar en el fútbol y Cabral haciendo el esfuerzo para mantenerse en el nivel de los últimos dos partidos.

Soto y Pérez están a la altura de un equipo con pretensiones, y todos los que entran se esfuerzan mucho por ganarse el lugar. El trabajo para esta segunda mitad será recuperar a Cóccaro, que por sola presencia impone, pero que en lo deportivo ha perdido fuego y, fundamentalmente, gol.

Todo este tablero apoyado en dos de los mejores futbolistas que ha tenido la primera mitad de la Liga Profesional: Franco Cristaldo y Federico Fattori, en orden indistinto.

Cristaldo juega y hace jugar, convierte y hace convertir. Por momentos es imparable y cuando las luces no se encienden, sigue siendo importante.

Fattori es el corazón del equipo, con la misma sobriedad para marcar que para distribuir. Siempre en el lugar correcto, su nivel se mueve siempre cerca del sobresaliente.

En resumidas cuentas el entrenador marca un rumbo claro, y el equipo se esfuerza para transitarlo de la mejor forma posible. Estas formas le han dado a Huracán 27 de los 45 puntos disputados, solamente dos equipos (podrían ser tres) han sumado más, mientras que otros dos podrían alcanzar esa línea al completarse esta misma fecha.

Conformarse sería un error, ya que falta mucho, pero también lo sería no darle crédito al presente deportivo del Globo.

Menos de tres meses han pasado de la dolorosa, y humillante, eliminación de Copa Argentina ante Deportivo Madryn. Partido que dejó todo tipo de sensaciones adversas, apocalípticas, que no coinciden con el presente.

Huracán tiene la obligación de buscar lo que no logró la temporada pasada, clasificar a una Copa Internacional. Y a diferencia de lo ocurrido el año pasado esta vez la lucha se hace desde adentro, con el equipo pintado entre quienes lograrían el objetivo de terminarse todo hoy.

Y en el mientras tanto la irregularidad de un torneo con rumbo incierto le da a Huracán esperanzas de dar un golpe impensado hace algunos pocos meses.

Esta Liga Profesional da oportunidades y el primer objetivo es no dejar de generarlas. El segundo paso, más complejo, es aprovecharlas todas. Allí es donde se está quedando Huracán, y sobre lo que hay que seguir trabajando en esta segunda mitad de torneo.

El vaso está medio lleno, pero falta para poder saborearlo.

Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.

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