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Copa Libertadores 2019, Fecha 1 – Huracán 0 vs. Cruzeiro 1 – Huracán mostró una faceta más comprometida pero volvió a perder, bajo un diluvio en el Ducó. Fue superior al Cruzeiro en el regreso a la Copa Libertadores, falló a la hora de intentar definir sus numerosos avances y terminó sufriendo la efectividad de un rival que mandó a guardar la más clara que tuvo. El equipo lució la solidez que parecía perdida y trabajó para parecerse al del semestre pasado, de todas formas no alcanzó y la incertidumbre se mantiene. Y así será, al menos, hasta que nos reencontremos con el resultado.


La cortina de agua, rayos y malos resultados no impidieron a la pata más fiel del Pueblo Quemero acercarse al Palacio Tomás Adolfo Ducó para formar parte de una noche histórica. Huracán saltó al verde césped para dar inicio a su cuarta participación en la Copa Libertadores de América, formando parte del Grupo B y recibiendo al Cruzeiro Esporte Clube de Brasil, rival a quien supo enfrentar con buenos resultados en la edición 2015.

Tras algunas actuaciones decepcionantes, dos caídas al hilo, y una rotación que no funcionó en Paraná, Antonio Mohamed presentaba prácticamente el mismo once que había perdido doce días atrás con Unión en el Palacio; la única diferencia era el retorno de Omar Alderete al lateral izquierdo en lugar de Carlos Araujo.

Y Huracán buscó ser protagonista desde el pitazo inicial recurriendo a su arma ofensiva más redituable del último año y medio, el pelotazo a Lucas Gamba. La diferencia fue que los pases largos, repartidos entre Auzqui, Roa y los marcadores de punta, encontraron mejor dirección y el delantero mendocino puso todos sus recursos al servicio de darle continuidad positiva al ataque.

El propio Gamba generó, apareciendo por izquierda, el primer tiro al arco antes del minuto dos. El Globo intentaba ser prolijo cuando tenía la pelota, avanzaba con pases seguros y un centro de Alderete en posición de wing generó el cabezazo afuera de Lucas Barrios; Murilo Cerqueira tironeó de forma escandalosa la camiseta del delantero pero el juez peruano Diego Haro eligió no ver lo evidente.

Cruzeiro mostraba credenciales en la tenencia con el talentoso Rodriguinho como eje del juego, salidas limpias desde campo propio y pases filtrados en tres cuartos de cancha. Pero el Celeste no generaba peligro, más allá de un tiro de esquina que rebotó en Rossi y Antony Silva logró despejar volando. Huracán era quien se movía más cerca del gol, aun con sus dificultades a cuestas, aunque ya no tenía la frescura del cuarto de hora inicial.

Alcanzando la media hora llegaría la apertura del marcador, con la visita acertando la jugada que ya había intentado sin éxito. Robinho recibió el balón recuperado en posición de 10 y desde allí pinchó el pase que rompió la línea del fondo Quemero; Israel Damonte apareció dentro del área siguiendo a Rodriguinho pero no pudo evitar que el atacante brasilero acomode su cuerpo esperando el pique justo para definir cruzado ante el débil atore de Antony Silva. Ganaba Cruzeiro en su primer tiro limpio al arco, a correr desde atrás.

Entonces todo se puso cuesta arriba, la lluvia ya había hecho efecto en un campo de juego muy apto para recibir las precipitaciones pero lógicamente lento en algunos sectores. Esto le quitó fluidez a los pelotazos largos de Huracán, y la sensación fue que los jugadores no leyeron de la mejor manera sus intentos de triangular con servicios cortos. De todas formas el Globo fue y fue, pero no pasó del barullo en el área rival.

Ya en el complemento Huracán volvía a tomar la manija pero los resultados ofensivos seguían siendo iguales, claridad hasta ubicar al futbolista libre en inmediaciones del área visitante y algún centro insuficiente controlado, en gran porcentaje, por el experimentado golero Fabio. Además otra polémica, Auzqui metió un buscapié que Gamba no pudo enganchar de lleno, la pelota cayó en Lucas Barrios y un agarrón de Léo derivó en la incomprensible sanción del juez Haro, quien de frente a la jugada cobró posición adelantada aún cuando su asistente no levantó la bandera.

Andrés Chávez reemplazó a un Roa sin contacto con la pelota, Huracán se reconfiguró con dos delanteros en el área y Gamba retrocediendo para intentar asistir. Mohamed volvió a sacar al mendocino de su zona de confort y dejó un hueco en el centro del ataque que no se pudo llenar, por eso Damonte intentaba sin ningún éxito vestirse de conductor y los extremos se cerraban buscando contacto con el balón.

Pero un pelotazo de Gamba encontró a Auzqui en el ingreso al área, Carlos limpió a Fabio en la salida pero definió mal de zurda a la carrera; Chávez siguió la jugada y su zurdazo fue despejado por el golero recuperándose, claro córner no sancionado por un Haro perdidísimo. Huracán tenía empuje pero no claridad de pase, el ingreso de Mendoza por el lesionado Auzqui no solucionó el problema.

Lo de Huracán ya era empuje, y el empuje lo llevó a generar algunas situaciones, primero Salcedo tardó demasiado en patear apareciendo solo por el segundo palo y luego Chávez sacó un zurdazo fuerte desviado con lo justo a córner. Patricio Toranzo por Damonte para los últimos cuatro minutos, en un cambio que se imponía mucho antes desde lo táctico, y en el adicionado la gran posibilidad que no fue; Chimino lanzó el centro que Barrios bajó para la palomita a gol de Andrés Chávez; el Comandante estaba inhabilitado por una rodilla y el asistente no dudó en anular.

Huracán no mereció perder, pero perdió. El resultado fue el mismo, tercera derrota consecutiva, pero no las formas y sobre este punto hay que construir. A nadie le importará que el equipo haya sido más punzante cuando la valija vuelve a quedar vacía, sin embargo el resultado es una construcción y no una elección.

Mohamed volvió a apostar a la vieja fórmula y esta funcionó en cuanto a avances y situaciones de goles creadas. El equipo no fue el desastre de las últimas tres fechas y sin dudas repetir una actuación de estas características le dará el triunfo contra San Martín de Tucumán. ¿Es sostenible en el tiempo un DT que no aplica en su equipo lo que aplicó durante toda su carrera? La respuesta se cae de madura, no.

Pero todavía estamos a tiempo de salvar lo salvable, de regresar al triunfo en la Superliga y consumar una clasificación a alguna Copa del 2020. Claro está que quedarse afuera de la siguiente Libertadores será un golpe grande.

Primero está al actual, y esta derrota es quizás de las más predecibles en los papeles. Lo verdaderamente malo es que ahora viajaremos a Ecuador con la obligación de sumar, o al menos sin la tranquilidad de haber hecho los deberes en casa. Pero quedan 15 puntos por disputar.

Nada está perdido, por más que los resultados indiquen lo contrario. Y no es optimismo, es exigencia. Este equipo no puede dar menos de lo que dio anoche, quedó claro que no puede.

Lo que hasta acá nos trajo, sigue estando.

 

Quemero de nacimiento, Socio A01775. Locutor Nacional, redactor y Vermoutheano. 10 años en Soy Quemero.

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