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Andrés Roa se perdería el clásico y, solamente por imaginarlo, más de uno habrá encontrado un grano de pimienta en la victoria de ayer. El colombiano sufrió un esguince en la rodilla derecha y dependerá de una milagrosa evolución (y qué tan comprometido tenga el ligamento involucrado) para estar presente en el Bajo Flores.


El encuentro ante San Lorenzo se jugará en la fecha 13, programada para disputarse entre el 23 y 26 del corriente mes; y considerando que la recuperación debería tomar al menos 30 días (en los pronósticos optimistas que nos encanta escuchar) todo indica que el ex Deportivo Cali no estará a las órdenes de Alfaro para entonces.

La jugada desafortunada ocurrió a los 23 minutos del primer tiempo. Roa cuerpeó a Pasquini para bajar un balón que venía por el aire, su control quedó apenas largo y tras una disputa con Belmonte, donde ambos chocaron sus rodillas, el colombiano quedó sentido. En la cámara lenta se pudo visualizar con claridad que la peor suerte se la llevó el 10 Quemero, dado que el impacto provocó la distensión en su rodilla derecha. Si bien tras ser atendido intentó continuar, el dolor apenas lo dejaba trasladarse por el campo y tuvo que ser reemplazado por Briasco.

Por otra parte, aunque el principal residuo del 1-0 está centrado en el futuro cercano sin Roa, un atenuante no menor de la victoria ante Lanús fue la actuación de Iván Rossi. El ex River y Banfield, que mostró un despliegue notable aunque sin el frac de otras veladas, estuvo a punto de no jugar tras haberse perdido 3 entrenamientos producto de un delicado síndrome febril. Rossi expresamente pidió jugar y, la verdad, por su entrega en los momentos clave, el gesto y compromiso valió oro.

Periodista, ex Olé. El fútbol no es un juego: es todo

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