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Los tropezones no son malos. Para nada. Son un componente excluyente de la experiencia. Es decir, podés tropezar una o dos veces, pero para ganar aprendizaje y no repetir errores. Por eso mismo, me gustaría creer que los rumores sobre la venta de Pity Martínez a River son sólo eso. Rumores.


Martínez acaba de cumplir 21 años. Tiene aproximadamente 50 partidos como titular en Huracán y ya integró seleccionados nacionales juveniles. Una promesa que cada vez se hace más figura. Hasta acá, lo que todos sabemos. Pero vayamos a la pregunta clave: ¿Conviene venderlo?

En Historia Económica se utilizan dos conceptos muy conocidos, que principalmente se le atribuyen a Karl Marx, aunque también fueron estudiados por otros pensadores como Adam Smith: Valor de Uso y Valor de Cambio (en referencia a las mercancías). El primero hace alusión a la utilidad que tiene “algo” para satisfacer necesidades; el segundo, básicamente a su cotización en el mercado. Llevemos esto al caso Martínez. La importancia del 10 en el equipo fue in crescendo y actualmente es clave. Clave para satisfacer necesidades. Vamos por tres años y medio en la humillante divisional B y el objetivo único es el Ascenso. Otro logro hermoso seria la Copa Argentina, con la inyección anímica que nos dio dejar afuera a Boca –sin complicaciones- para meternos en octavos de final. Hasta alguien con astigmatismo, miopía o queratocono (todas distorsiones oculares), se da cuenta de que Martínez es fundamental para Huracán, a pesar de que tiene mucho por aprender. Es el que le da el cambio de ritmo, la explosión y la gambeta. No hay otro como él en el plantel. No hay otro que pueda poner quinta con la pelota al pie y empezar a gambetear.

Con estas apreciaciones, entonces, quién se anima a decir que hay que vender al pibe. Basta de pensar en lo económico, en si nos dan 20, 30 ó 35 millones de pesos. ¿Que son necesarios para el club? Sí, pero para quién no. Todas las instituciones tienen grandes déficits. Pensemos mejor en lo cualitativo, en lo que aporta Martínez al equipo, en que todo sería más fácil para el Ascenso y hasta para meterse en semis o final de una Copa. Los hinchas de Huracán necesitamos alegrías como nadie. Y el partido ante Temperley encendió una llamita de ilusión y hasta recordó al equipo de Cappa.

En 6 meses o un año Martínez vale más que 2,8 millones de dólares. ¿Quién dudaría de eso? Al parecer, muchos tienen ganas de tropezar con las mismas piedras. ¡¡¡Basta de ser sólo proveedores de materias primas para otros equipos!!! Utilicemos a los pibes no sólo para hacer negocios, sino para volver a ser Huracán. Para verlos triunfar en vivo y no por televisión. ¿Qué opinan ustedes, dirigentes?

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